¿Vacunarse o no? el dilema de la población dominicana

Autor

Indhira Suero
Periodista cultural, columnista, locutora, analista de prensa y docente universitaria. Becaria Fulbright, con investigaciones sobre medios afroamericanos y nuevas tecnologías. También se desempeña como embajadora de SembraMedia en República Dominicana.

Resumen:

  • No se puede pensar en un efecto “mágico” de los programas de vacunación. La enfermedad circulará de forma endémica y con saltos de brotes epidémicos.
  • Según un sondeo del Centro Económico del Cibao, un 40.8% no quiere vacunarse, frente a un 36.4% que sí lo haría. 
  • Un 31.0% de los encuestados cree que la pandemia se debe a “desobediencia a Dios”.

 

Categoría: Salud y Seguridad social

Tema: Vacunas y pandemia

 

El anuncio de la inminente llegada de vacunas contra la enfermedad de COVID-19 trajo esperanza, pero también desinformación y dudas. Esta situación aumentó mucho más,  con Vacúnate RD —la jornada de vacunación iniciada por el Gobierno— el martes 16 de febrero de 2021, tras “la aplicación de la primera vacuna Covishield en territorio dominicano, acción que marca el inicio de la inmunización de la población dominicana frente a la pandemia”.

Dudas

Según una encuesta realizada por el Centro Económico del Cibao para el periódico Acento, un 40.8% está decidido a no vacunarse, frente a un 36.4% que sí lo haría. Mientras que un 23.9% dijo que solo se vacunaría si lo hiciera el presidente de la República.

Ese estudio presenta dos datos centrales. Ante la pregunta de ¿cuáles fueron las causas para que surgiera el COVID?, la encuesta del Centro, revela que un 31.0 cree que se debe a “desobediencia a Dios. En tanto que un 30.3, por competencia entre China y Estados Unidos.

Otro sondeo hecho por el Hospital Pediátrico Dr. Hugo Mendoza reveló que, ante la pregunta ¿Cree usted que el coronavirus es una enfermedad real? 87.56% considera que sí; 9.57% dice que es real, pero que los medios exageran; 0.01% respondió que no es real, mientras el 1.91% no contestó la pregunta.

Entre quienes de la existencia de la enfermedad, se encuentra una persona que no quiso identificarse para este reportaje. “Aun si fuese un virus real, la vacuna no evitará que este virus desaparezca. Las vacunas anteriores como las de la varicela y la rubéola han erradicado esas enfermedades, pero tomó tiempo”, comentó. “No me colocaré esa vacuna hasta no tener la certeza de que funciona. Es demasiado reciente, de la cual no se sabe mucho de los efectos secundarios a mediano y a largo plazo. No pondré mi vida, ni la de mis hijos en riesgo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

También Aribel Tamayo, empleada del gobierno local de un condado en FL, estaba escéptica con inmunizarse, ante la rapidez en el desarrollo de la vacuna. “Tengo una amiga con PhD en química, y me explicó que todo fue muy rápido porque se identificó la cepa. Se trabajó solo con eso y cuando hay fondos, todo fluye”, dijo Tamayo. 

Para el epidemiólogo argentino Gonzalo Basile, coordinador regional del Grupo de Trabajo sobre Salud Internacional de CLACSO y del programa de Salud Internacional de FLACSO República Dominicana, en este descreimiento y deterioro de la credibilidad terapéutica sobre las vacunas no sólo se debe “culpar” a las personas a veces mal informadas en el sentido de acceso a información sanitaria de baja calidad. También hay que observar lo que ocurre a nivel internacional y regional.

Según explica, la autoridad médica internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra colonizada por los intereses de la propia industria farmacéutica, con un proceso acelerado de privatización que la despoja de su rol mínimo de árbitro mundial de la salud pública. 

“El 60% del financiamiento del Fondo Global de Vacunas (GAVI) viene de la industria farmacéutica y de los donantes de esos países que defienden sus industrias”, comenta Basile. “Cuando un donante da dinero, por ejemplo, la industria farmacéutica, estos representantes solicitan estar presentes en los comités de expertos de los diferentes programas [de la OMS]. Hay un conflicto de intereses grave”.

Vacunas

Durante la presentación del plan de vacunación, la vicepresidenta, Raquel Peña, coordinadora del Gabinete de Salud, informó que encuestas realizadas hablan de un 40% de la población mostrando rechazo a vacunarse, pero esperan “cambiar ese resultado con las informaciones que ofrecerán a la ciudadanía y la campaña educativa a llevarse a cabo”.

Para Marisela Duval, socióloga y antigua directora de Investigación de la Dirección de Epidemiología, frente a una enfermedad nueva y la existencia de diferentes vacunas para su prevención, es entendible que exista cierta renuencia. 

“En nuestro caso, con la vacuna Covishield desarrollada en la India por Astrazeneca. Las acciones de vacunación masiva a la población deben ser precedidas por una amplia campaña educativa que disipe los temores e inquietudes de la gente”, explica. “Una campaña que incluya testimonios del personal de salud como de líderes y lideresas de las comunidades”.

A juicio de Gonzalo Basile, la pasividad, desintegración y descoordinación regional en América Latina y el Caribe nos puso en un lugar de “compradores” periféricos dependientes. Peleando por dosis de inyecciones cada uno por separado, con estrategias de vacunación fragmentadas y no logrando coberturas de inmunizaciones de COVID-19 en este primer semestre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por ejemplo, los 20 primeros laboratorios que se conocen como Big Pharma, en su mayoría provenientes de la Unión Europea y de Estados Unidos, representan más del 60% del total de ventas de la industria farmacéutica a nivel global. Entre ellas se encuentran Pfizer, Astrazeneca, Novartis, Sanofi, Johnson & Johnson y GlaxoSmithKline. Es decir, “una geopolítica claramente Norte-Sur o del Centro a la Periferia donde emanan las investigaciones, innovaciones y nuevos fármacos hacia los países del Sur”.

Basile explica que todas las vacunas que están en distribución y uso a nivel mundial tuvieron procesos de investigación y desarrollo con evaluación de la eficacia en ensayos pre-clínicos, en ensayos clínicos pre-habilitación, y las fases III con habilitación, definición del rango de acción y efectividad clínica. En todas, “este proceso marcó un umbral de eficacia y bioseguridad con variabilidad de rangos entre 60 al 90%. Aunque en todas las vacunas la efectividad es alta para evitar casos graves y hospitalizaciones agudas”. 

Ahora ante la velocidad del proceso de investigación, desarrollo, producción y distribución de las vacunas de COVID-19, se necesita garantizar el mayor rigor y capacidad de respuesta en el monitoreo de fármaco-vigilancia ante cualquier efecto adverso significativo, su investigación y comunicación sanitaria. A diciembre de 2020 había más de 200 vacunas en fase experimental, y unas 52 se encontraban en las fases de ensayos con seres humanos. 

“No se puede pensar en un efecto “mágico” de los programas de vacunación porque la enfermedad seguirá circulante de forma endémica y con saltos de brotes epidémicos en las etapas estacionales de incidencia de enfermedades respiratorias (en el Caribe por caso Diciembre-Enero y Junio-Julio-Agosto)”, indica Basile. 

La gente

Según la vicemandataria, el programa de inmunización contempla aplicar las vacunas a 7.8 millones de personas mayores de 18 años, para lo cual se necesitan 15.6 millones de vacunas. El Gobierno compró más de 21 millones de inyecciones.

Harold Martínez, post-productor de vídeos, considera que la vacuna es parte de la solución, pero no la solución completa. “Aún no se sabe si estando vacunado se puede propagar el virus. Lo que si es que viendo las cifras de vacunados, los números de enfermos y muertes van bajando”, opina.

Betty Alvarez, licenciada si se vacunará, ya que tiene plena confianza en la ciencia. “La única forma de saber si la vacuna será efectiva para el control de la pandemia, es si todo el que medicamente puede ponerse la vacuna lo hace”.

Otra fuente anónima, cree que la inyección representa un pilar importante para un plan de recuperación. “No tengo estudios ni preparación de salud, pero por lo que he leído, entiendo que un virus siempre puede mutar y evolucionar”, dice. “Será importante seguir empleando medidas de seguridad, a medida que veamos cómo responde el organismo a la vacuna frente al virus”.

De acuerdo con Marisol Duval, para la implementación de un plan efectivo de vacunación el gobierno debe desplegar un esfuerzo de educación e información sobre la campaña misma de vacunación, “los grupos de población a quienes van dirigidos y la ubicación exacta de los puestos de vacunación, personal y horarios de atención”.

Sin lugar a dudas, la vacunación contra la COVID-19 no acabará en un dos por tres con la pandemia, pero si es una medida de salud pública válida en este contexto. 

 

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