¿Es pobre el discurso político dominicano?

Autor

Indhira Suero
Periodista cultural, columnista, locutora, analista de prensa y docente universitaria. Becaria Fulbright, con investigaciones sobre medios afroamericanos y nuevas tecnologías. También se desempeña como embajadora de SembraMedia en República Dominicana.

Desde diciembre de 2019 hasta la fecha, Polétika Chequea ha estado monitoreando los discursos y pronunciamientos de los candidatos presidenciales Luis Abinader, Gonzalo Castillo, Leonel Fernández y Guillermo Moreno, pero aparecieron pocas frases para verificar. 

Hasta inicios de marzo, examinamos los principales periódicos de República Dominicana, documentos de posición oficiales e intervenciones públicas. Sin embargo, solo se obtuvieron 11 frases verificables: siete de un candidato (todas de su programa de gobierno), dos de uno y dos de otro aspirante. La mayor parte de las afirmaciones chequeadas pertenecen a la clasificación de “verdadero, pero” y “cuestionable”.

La situación cambió un poco por la pandemia de coronavirus, cuando, por ejemplo, tras pasar de no referirse a temas de salud, los candidatos a la presidencia dominicana volcaron su mensaje hacia la enfermedad. Pero la pobreza de ideas todavía es evidente ya que por ejemplo, apartando el tema de coronavirus, hasta el momento siguen sin ningún pronunciamiento sobre vivienda y hábitat.

 

 

Para profundizar en la falta de precisión e ideas del discurso de los candidatos presidenciales dominicanos, Polétika entrevistó a los expertos Adriana Amador, Juan Miguel Pérez y Felipe Vallejos. Concuerdan en la necesidad de mejorar el discurso.

Promesas

La verificación es uno de los elementos del periodismo y se basa en confirmar o corroborar hechos y datos, proporcionándoles una calificación que corresponda con la realidad.

En el contexto de los próximos comicios municipales, congresuales y presidenciales de 2020, el objetivo de Polétika es “fortalecer el debate público frente al complejo panorama político, para ayudar a la ciudadanía a tomar decisiones basadas en una ponderación crítica y proporcionarles el acceso a una información fundamentada en hechos reales”. El sociólogo Juan Miguel Pérez explica que todo discurso político busca influir y tiene un objetivo y una motivación.

 

En el caso dominicano, Pérez expresa que falta una ideología o conjunto de ideas organizadas, mediante el cual se mira una sociedad desde el punto de vista político. Comenta que quienes ejercen y aspiran al poder se olvidaron de las ideas. “En nuestro país, la política se parece más a un juego de pelota que a una real contienda política”.

Pérez opina que el mensaje político de hoy, carece de crédito, confianza y legitimidad: “El único discurso que tienen los políticos es el de la acción. Y la acción ha frustrado a más de un dominicano”.

Emoción 

Felipe Vallejos, consultor en comunicación, opina que el ser humano es un animal más emocional que racional. Por ello, cualquier estrategia de marketing, ya sea comercial o política, apela a esos sentidos por encima del raciocinio.

Dice que el discurso político en República Dominicana emplea —como en todo el mundo,— el aspecto emocional; y agrega a ello, los valores, buscando siempre que estos estén muy ligados a los de quienes ejercen su voto en los procesos electorales.

A diferencia de Pérez, Vallejos indica que el discurso mejoró porque la población así lo exigió: “Ahora hay un mayor seguimiento a los planes de gobierno, en todos los niveles; mayores niveles de demanda de rendición de cuentas y transparencia».

Aunque cree que aún queda un largo recorrido. Recomienda a quienes se dedican a la política: plantear una visión concreta, medible y realista; emocionar y motivar a su electorado; y establecer un debate con altura. 

Chequeo

Adriana Amado —investigadora y analista de medios argentina— asegura que en Latinoamérica, nuestros presidentes son personas comunes que llegan al poder y se convierten en celebridades.

Aunque, opina, ganar popularidad no significa poseer legitimidad: no se puede estar los cinco años de Gobierno jugando a ser famoso.

“El chequeo está pensado para un discurso”, señala Amado. El problema aparece cuando ese mensaje no es concreto.

Una técnica utilizada en las campañas políticas —donde no hay un discurso real— es emplear el eslogan como si fuera una alocución: “El eslogan es como un mantra o una sucesión de palabras. Uno cuando lo repite no piensa en el significado”. 

Por igual, Amado expresa que los políticos buscan tanto la aceptación que reducen el discurso a frases imposibles de refutar. “El problema con el chequeo es que termina chequeando al único que dice algo”.

Mejoras

Amado considera que el periodismo debe entender el juego de la comunicación política, ya que pocos medios verifican y la mayoría se dedica a publicar notas de prensa. Lo malo, dice, es que en nuestras democracias ya nadie cree. En especial, en la prensa.

“Hay que recuperar la confianza y aprender a preguntar […] La mayor parte de las veces, cuando se hace preguntas con datos, la persona no tiene elementos para contestar. Al pedir datos también estoy pidiendo discurso chequeable”, refiere.

El sociólogo Juan Miguel Pérez destaca la importancia de la producción de conocimiento y de investigación. Considera que el discurso político tiene que nutrirse del mundo de las ideas para poder tener contenido.

Mientras que Felipe Vallejos indica que República Dominicana camina a mejorar el discurso, aunque esa necesidad se topa con dos barreras fundamentales: una permanente, que es la de las emociones por encima de lo racional; y la otra circunstancial o la demanda de la población de conocer qué plantean los candidatos, qué harán con el presupuesto público y cómo solventarán los necesidades más urgentes.

“Un buen indicio es la creciente instauración de la cultura del debate. Lo vimos con la iniciativa de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, en el nivel municipal”, refiere.

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