Resumen:
- Ningún país de América Latina y Caribe tiene un sistema de vigilancia virológica y epidemiológico poblacional a través de pruebas diagnósticas, lo construyen «en el proceso».
- República Dominicana reaperturó la economía el 20 de mayo. Le seguirán varias fases de desescalamiento.
Categoría: Salud y seguridad social
Tema: Pruebas diagnóstico y reapertura COVID-19
En su columna Observatorio Global, publicada el 18 de mayo en el periódico Listín Diario, Leonel Fernández, candidato presidencial de la Fuerza del Pueblo (FP), del Partido Reformista Social Cristiano y de la coalición de partidos, Juntos Podemos, expresa lo siguiente:
“El gran problema que afronta el gobierno dominicano es que no termina de aplicar un plan masivo y consistente de pruebas de diagnóstico, que le permita obtener la información precisa sobre el estado de la salud de nuestra población.
Al no disponer de esa información, actúa de manera improvisada; y es ahí, precisamente, donde radica el talón de Aquiles de la estrategia del gobierno dominicano para afrontar el COVID 19 y ordenar una reapertura de nuestra economía».
Pruebas
Para realizar este chequeo, buscamos la opinión de Gonzalo Basile, epidemiólogo argentino, coordinador de Salud internacional del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y director del Programa de Salud Internacional de FLACSO República Dominicana.
Basile explica que en un principio, República Dominicana, en el riesgo epidémico de Sars-CoV-2, al igual que América Latina y Caribe tuvo varios problemas. El primero, la dificultad para disponer de reactivos para pruebas diagnósticas de Covid-19 (ARN PCR), por la dependencia sanitaria en su importación del mercado global y, segundo, la centralización de capacidades en un sólo laboratorio nacional para procesar pruebas cada día.
Estos dos puntos dificultaron tener una vigilancia epidemiológica con sistemas de información en salud abiertos en tiempo real. Como ocurrió en los demás países, RD aplicó una receta hacia un modelo de respuesta basado en el confinamiento vía cuarentenas donde primaron:
- La aplicación de conocimientos empíricos (ensayo-error)
- Baja cientificidad en los criterios epidemiológicos establecidos
- El confinamiento tanto de enfermos y sanos
- La paralización de la sociedad con el supuesto de paralización de la epidemia.
El epidemiólogo indica que el Ministerio de Salud Pública y el Servicio Nacional de Salud en República Dominicana incrementaron la capacidad diagnóstica semana a semana: tenemos una tasa de pruebas diagnósticas de Covid-19 de 565 por 100.000 habitantes o 5.654 pruebas cada millón de habitantes, ubicando al país por encima del promedio de América Latina.
Aunque, señala Basile, hay que tomar en cuenta dos observaciones:
- No sabemos si ese número total de «muestras procesadas» son por paciente/persona o es por muestra procesada: una sola persona enferma pudiera haber tenido hasta tres muestras de prueba en el periodo de diagnóstico, tratamiento y recuperación. Con lo cual pruebas procesadas no es igual a cantidad personas testeadas.
- Segundo, el número total de pruebas desarrolladas en general se hace a personas sintomáticas y los operativos de testeos rápidos (pruebas IgM). En general se aplican con criterios clínicos individuales también (se buscan en el barrio «sintomáticos» y/o personas que se acercan al operativo), y no con criterios epidemiológicos poblacionales, ni son estudios muestrales. El incremento de pruebas diagnósticas en hospitales o operativos sigue siendo clínico y no permite sacar conclusiones poblacionales sino sólo sobre el número total de testeados.
«Ahora ningún país de América Latina y Caribe tiene un sistema de vigilancia virológica y epidemiológico poblacional a través de pruebas diagnósticas, lo están construyendo digamos «en el proceso». Resulta un poco temerario decir ´está todo mal´», explica Basile. «Hay brechas y nudos críticos, aunque hay que comprender las respuestas a una emergencia epidémica como procesos incluso de aprendizaje para las y los gestores públicos. Es un sistema en construcción».
Conclusión
Esta afirmación, hecha por el candidato Leonel Fernández, demuestra ser cuestionable ya que ningún país de América Latina y Caribe tiene un sistema de vigilancia virológica y epidemiológico poblacional a través de pruebas diagnósticas. Más bien se construye a medida de que se desarrolla la epidemia. Además, la acumulación de pruebas diagnosticas, cuanto más alta es la cantidad, permitirá analizar la frecuencia y distribución de casos positivos-negativos sobre el total de «testeados» individuales, pero no permite ni analizar ni sacar conclusiones sobre la incidencia, la tasa de ataque en un barrio o población, o el riesgo a enfermar a nivel poblacional.
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Cuestionable: puede que algunos datos estén correctos, pero de forma intencional o no, distorsiona la realidad de los hechos.